Con un índice de abandono escolar de los más altos de la Unión Europea, España ha tenido siete leyes orgánicas de educación en los últimos treinta años. Cada una ha modificado, adaptado o derogado las anteriores y todas han fracasado en sus objetivos. En la actualidad, el 33,1% de los alumnos no obtiene el título de la ESO. El último informe Pisa confirma que el 70% de los jóvenes españoles no alcanza un nivel aceptable de conocimientos y permanece a la cola del éxito académico en niveles de enseñanza postobligatoria. El 72% del desempleo de mayores de 25 años tiene relación estrecha con el abandono de estudios, problema que lastra la economía española, agrava la crisis y dificultará más la salida.
Entre las múltiples causas de este deterioro destaca el sometimiento del sistema educativo español a los deseos cambiantes de cada gobierno, con planes pedagógicos mal concebidos. Hay alumnos que en su vida escolar han sido objeto de hasta cuatro leyes educativas distintas.
El bajo nivel de lectura comprensiva, asociada a una falta de vocabulario y de memorización, de esfuerzo y concentración, también se señalan como causas del fracaso escolar.
Una educación permisiva o desorientada; la exigencia de derechos y el rechazo de deberes por parte de los menores, junto al mal uso de las nuevas tecnologías (internet, móviles, redes sociales), son motivo de conflictos y delincuencia en los menores. La Fiscalía General del Estado refleja un incremento de un 56% de las denuncias por agresiones físicas de hijos a padres y un 12% de los docentes ha sufrido secuelas físicas en enfrentamientos con sus alumnos, según el sindicato ANPE.
Mercurio, Nº 125 - Novembre 2010
Què estem fent amb els nostres fills?
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